enero 19, 2025

El Cuetlaxóchitl o nochebuena es una flor con una tradición histórica que se remonta desde el periodo prehispánico, aunque en la actualidad su función se restringe a la decoración navideña, esta planta cuenta con propiedades medicinales y registros formales que ya son descritos desde el siglo XVI. En este texto, se esbozará de manera general, una línea de tiempo de cuatro siglos (XVI,  XVIII, XIX y  XX) que dan cuenta de los usos, nombres y características de esta afamada flor.

La planta es originaria de México y Guatemala, está presente en climas cálido, semicálido, semiseco y templado; su etimología Cuetlaxóchitl, en lengua náhuatl se asocia a las características de las hojas, flor que se marchita, otra acepción es “flor de pétalos de cuero” esta sugiere a la piel. En latín, su denominación es Euphorbia pulcherrima, el primer nombre está relacionado con la familia botánica de la planta, la segunda palabra, viene de pulcher, pulcro y hace alusión a preciosabonita o bella.

Esta característica no pasó desapercibida por los cronistas, Sahagún por ejemplo, señala que los árboles que llaman cuetlaxóchitl son apreciados aunque no tiene olor porque son hermosos, otro testimonio es el de Francisco Hernández protomédico general de las Indias, menciona que la planta adorna bellamente los patios y los huertos de los indios.

Sobre sus propiedades medicinales, ya en el s.XVI Sahagún y Hernández refieren su uso y relación con las mujeres. En la Historia General de las cosas de la Nueva España consigna el fraile que: “hay entre las mujeres una enfermedad que se les causa en el miembro mujeril que también la llaman cuetlaxóchitl”, esto sucedía según las creencias de los pobladores, por pasar junto a la flor o por pisar o sentarse sobre ella (Lib. V). En el México antiguo, de acuerdo con Sahagún, también se  recomendaba a las mujeres que tenían poca leche, bebieran el agua cocida de calabaza blanca o de la hierba llamada cuetlaxóchitl (Lib. X).

Igualmente, en este periodo, se realizaron las primeras expediciones médicas, los científicos europeos tenían el objetivo de recopilar toda la información concerniente a las plantas o hierbas que tuvieran un valor curativo. Así, Francisco Hernández, quien fue nombrado por el rey Felipe II, “Protomédico general de nuestras Indias, islas y tierra firme del mar Océano”, inició en 1571 la expedición botánica  en los estados de Morelos y Guerrero.

En Oaxtepec, Morelos, la práctica médica se realizaba desde la época prehispánica, en el gobierno de Moctezuma existió un jardín botánico, por lo que la visita a este lugar era obligada. Durante casi seis años, el protomédico de las Indias, obtuvo información a través de entrevistas a los informantes indígenas ancianos; documentó alrededor de 3,000 especies de plantas y 400 especies de animales, regresó a España en 1577 (Corona; 2010).

Sobre el cuetlaxóchitl, Hernández consigna que “Es un árbol mediano con hojas de tres puntas y sinuosas por uno y otro lado, y flores rojas muy grandes, sumamente parecidas, exceptuando el color, a las hojas mismas del árbol», asimismo, añade: «Nace en cualesquiera regiones, sean frías o ardientes, y adorna alegre y hermoso los huertos y patios de los indios.” Al igual que Sahagún, informó con más precisión sobre la función galactógena de la nochebuena: “Las hojas aumentan la leche a las nodrizas, aun a las ancianas, sea que las coman crudas o cocidas a modo de hortaliza, o que laman el látex que mana de ellas” (Historia de las plantas de la Nueva España (1651), del cuetlaxóchitl, cap. CXXXVII).

Durante el s.XVIII, se realizó en el continente americano, la Real Expedición Botánica en el Nuevo Reino de Granada y en Nueva España, fue promovida por el rey Carlos III. En México la exploración duró 16 años (1787-1803), se recorrieron 30,000 kilómetros del territorio y estuvo a cargo de Martín de Sessé y Lacasta, también participaron cuatro botánicos peninsulares, dos dibujantes mexicanos, Atanasio Echeverría y Vicente de la Cerda, egresados de la Academia de San Carlos, posteriormente, se incorporaron los médicos mexicanos José Mariano Mociño y José María Maldonado, con la expedición se fundó el Real Jardín Botánico de la Nueva España y la cátedra para la enseñanza de la botánica impartida por el naturalista español Vicente Cervantes (Primer ciclo de cine; Montemayor Aceves; 2010) .

Esta expedición representó el antecedente más importante del conocimiento de la biodiversidad del país, el objetivo era describir y clasificar las plantas y animales bajo el sistema linneano, clasificación taxonómica (clases, órdenes y géneros), surgida en 1735  que era popular en aquel tiempo.

La ruta (Morelos y Guerrero) que un siglo antes había recorrido Francisco Hernández, fue transitada por los nuevos visitantes. De esta empresa se sabe que los primeros ejemplares de cuetlaxóchitl colectados en el poblado de Xochitlán (Yecapixtla, Morelos) se encuentran en el Jardín Botánico de Madrid y en el Museo de Historias Natural de Londres, los cuales están registrados con el nombre de Euphorbia fastuosa. Un dato que llama la atención es el aportado por los expedicionarios, señalan que la planta florece en diciembre, de ahí que los nativos las llamen “flores de Navidad” (Cit. en Corona Eduardo; 2022).

La expedición que había iniciado en 1787 concluyó en el año de 1799, en este largo recorrido se documentaron más de mil especies nuevas, la siguiente empresa fue entonces, sistematizar y clasificar más de 20,000 especímenes recolectados  y  más de dos mil láminas de dibujos, mismos que fueron enviados al Real Jardín Botánico de Madrid en 1803 (Montemayor Aceves; 2010).

Por último, fue en esta expedición que se le que otorgó el primer nombre científico a la nochebuena: Euphorbia fastuosa, sin embargo, este trabajo fue publicado muchas décadas después (1880), cuando la descripción berlinesa ya había sido hecha en las primeras décadas del siglo XIX (Corona; 2022). Además, se tiene una de ilustraciones más antiguas del cuetlaxóchitl, aunque no se sabe quién de los dos ilustradores mexicanos la realizó.

 

Ilustración de Euphorbia Fastuosa, elaborada por uno de los ilustradores que acompañaban la expedición, ya sea por Atanasio Echeverría o Vicente de la Cerda, es una de ilustraciones más antiguas de la Euphorbia pulcherrima.
Ilustración de Euphorbia Fastuosa, elaborada por alguno de los ilustradores que acompañaban la expedición, ya sea por Atanasio Echeverría o Vicente de la Cerda.

 

Si bien la nochebuena había sido llevada a Europa en el siglo XVIII con la Real Expedición Botánica y, muy probablemente también en XVI con Hernández,  fue en el siglo XIX que el cuetlaxóchitl viaja a distintas partes del mundo. Pero antes de tratar este tema, es importante destacar que en 1801 aparece el manuscrito ilustrado Historia Natural o Jardín Americano del franciscano Fray Juan de Navarro, obra que compendia y resalta los atributos medicinales de la flora novohispana.

En la introducción, advierte el fraile: “Pónense las plantas con sus nombres propios en la lengua mexicana y algunos tarascos por ser conocidas así de los indios…”, agrega además que: “Los nombres que no van declarados en castellano es por carecer de su legítima interpretación y de persona instruida en la lengua, pues en Querétaro no hablan para nada la lengua mexicana”. Esta aclaración es relevante pues, una de las plantas que aparece en castellano es el “paño de grana”, cuyo nombre e ilustración refiere a la nochebuena, más notable aún la observación que registra: “Es lechosa y mucho, caliente en tercer grado; no he hallado escrito, ni sé de sus virtudes” (Jardín Americano; 1801).

Resulta interesante ver que tanto el vocablo cuetlaxóchitl, como las propiedades medicinales de la planta, eran saberes propios de los indígenas nahuas, por otra parte, el nombre paño de grana es muy probable que fuera utilizado solo por los españoles o criollos y que se asociara a la suavidad del pétalo de la flor y al color rojo de la grana cochinilla.

 

El nombre paño de grana es probable que fuera utilizado solo por los españoles o criollos. Jardín Americano, 1801.

 

El siglo XIX fue un periodo importante para México, pues es en la primera década  se inicia la independencia del país, a pesar del clímax político y social, muchos viajeros extranjeros (europeos y norteamericanos) llegaron a México motivados por un interés botánico, económico y político. Afortunadamente, algunos de ellos dejaron testimonio escrito de sus viajes, tal es el caso de Alexander Von Humboldt, científico alemán que exploró gran parte del territorio americano entre 1799 y 1804.

Llegó a Nueva España vía puerto de Acapulco en 1803, visitó Chilpancingo y Taxco e inspeccionó la mina de ésta última ciudad, además, al parecer reunió ejemplares de nochebuena, esto se deduce por la existencia de dos especímenes enviados al Museo Botánico de Berlín que se atribuyen Humboldt, ejemplares que fueron reconocidos y descritos en 1834 con el nombre Euphorbia pulcherrima por los botánicos Johann Friedrich Klotzsch y Carl Ludwig Willdenow, otros ejemplares fueron entregados por Humboldt  al Museo de Historia Natural en París antes de regresar a Europa (Corona; 2022).

Otros viajeros que dejaron testimonio fueron los botánicos y naturalistas alemanes Christian Schiede (1798-1836) y Ferdinand Deppe (1794-1861), quienes exploraron la flora de México a partir de 1826. Se instalaron en Xalapa, Veracruz para conocer los diferentes tipos de vegetación de la región.  En Xalapa y Papantla reunieron ejemplares de nochebuena que  enviaron a los Museos de Berlín y Viena (Thorsten Krömer; 2022).

Otro viajero que envío especímenes de nochebuenas al Herbario de Munich, fue el geólogo y botánico alemán Wilhelm Friedrich Karwinsky von Karwin (1780-1855), permaneció en México como ingeniero de minas de 1827 a 1832. Las dos euforbias recolectadas por Karwinski en México, llegaron al Royal Jardín Botánico de Schöneberg en 1833 y se cultivaron en invernadero en 1834 (Lack, H. Walter; 2011).

Italia fue otro de los países que recibió la flor de nochebuena, en esta travesía, la planta llegó vía Guatemala. Fue el médico y botánico italiano Antonio Bertoloni, quien recibió ejemplares enviados por Joaquín Velásquez desde Guatemala en 1840. Las muestras se cultivaron en el Jardín Botánico de la Universidad de Bolonia, donde Bertoloni era profesor de botánica, en la descripción que hizo el italiano utilizó el nombre E. erythrophylla, el cual fue rechazado, pues ya estaba documentado y aceptado el nombre otorgado por los científicos alemanes (Lack, H. Walter; 2011).

Mención aparte tiene un personaje clave en la historia no solo de la nochebuena, sino de la historia política de México en esta época, se trata de Roberts Poinsett (1779-1851), diplomático designado por el presidente James Madison como agente secreto en América del Sur, viajó a Chile en 1811 e intervino en los asuntos políticos internos. En septiembre de 1822 llegó a México, al igual que en Chile, en misión secreta (Memoria política de México).

Su gestión como agente secreto fue fructífera, Poinsett se relacionó con gente de distinta condición social, su intromisión en los asuntos políticos internos le ocasionó la animadversión y señalamientos en algunos diarios de la época, tal es el caso del  Correo de la Federación Mexicana, en la publicación del domingo 13 de enero de 1828, se publica la columna: El hombre que se alimenta de la revolución, donde se lee: “la Poinsettina [sobrenombre con el cual los periodistas aludían al personaje debido a sus preferencias sexuales] ha causado nuestros males y ha logrado encender la tea de la discordia entre los pacíficos mexicanos…”(Cit. en Cuevas Landero; 2023).

La historia de la llegada del cuitlaxóchitl a Estados Unidos se puede rastrear a partir de 1828,  Poinsett pertenecía a la Sociedad Filosófica Americana desde 1827, se trata de un círculo  intelectual ubicado en Filadelfia creado en 1743 por Benjamin Franklin. Un dato sobresaliente es que John Bartram, cofundador de la Sociedad, formó en 1728 el primer jardín botánico de Estados Unidos dedicado a la recepción y cultivo de plantas nativas y exóticas, se trata del Jardín Botánico Bartram, recinto relacionado estrechamente con  la ruta de ingreso de la planta a Estados Unidos en 1828 (M. Taylor, etal; 2011).

Se sabe que Poinsett mantuvo una extensa correspondencia sobre horticultura con algunos miembros de la Sociedad Filosófica, con los cuales también intercambió semillas y esquejes de distintas plantas, pues una de las actividades de esta sede eran los debates científicos y las publicaciones, así como a la creación de una biblioteca.

Hay evidencias que señalan que entre 1828 y 1829 se enviaron a Filadelfia cuatro colecciones diferentes de semillas y plantas nativas, además, en enero de 1828 William Maclure, presidente de la Academia de Ciencias Naturales y Thomas Say, heredero de John Bartram, visitaron al diplomático en nuestro país. Durante tres meses, viajaron a Veracruz y a la Ciudad de México, inclusive, en noviembre de 1828, James Ronaldson, un escocés de Filadelfia, le escribió a Poinsett informándole que había recibido una caja de semillas de Veracruz (M. Taylor, etal; 2011).

En otra visita realizada por Maclure y Say a Poinsett, ambos naturalistas colectaron semillas y plantas y regresaron a Filadelfia en el otoño del mismo año, se tiene registro que el número 65 es una “flor roja fina, perenne”, esta podría ser una flor de nochebuena.

Lo interesante de este hecho es que, el ejemplar recibido en Filadelfia, no era una planta silvestre, sino una que ya había sido cultivada y modificada años atrás. Una posible explicación la proporciona la Marquesa Calderón de la Barca (1843),  esposa del ministro español, quien en sus cartas señala que en Navidad, el patio de la iglesia estaba iluminado por preciosas flores escarlata. Es posible que el ejemplar enviado perteneciera a una de estas plantas cultivadas en el atrio de alguna Iglesia de Taxco (M. Taylor, etal; 2011).

Pero la marquesa fue más minuciosa en sus misivas. Llegó a México con su esposo el ministro español Calderón de la Barca en diciembre de 1839 y permanecieron aquí hasta enero de 1842. Las cartas son el resultado de una copiosa correspondencia con su familia sobre las observaciones hechas por la Marquesa durante su residencia de dos años en el país; 54 cartas fueron elegidas por la esposa del ministro para ser publicadas en 1843 bajo el título Life in Mexico (La vida en México), en Boston.

En la carta L en su visita a Uruapan, Michoacán, en la fiesta de San Andrés, narra que  iban los indios en procesión, a los que fueron a verlos en la vieja iglesia, a continuación,  describe lo siguiente: “En el patio, entre la iglesia y el curato, hay unas deslumbrantes flores escarlatas que aquí llaman flor del pastor, una hermosa especie de euphorbia, llamada, en otras partes flor de nochebuena” (La vida en México; 1843, p. 570).

Su descripción resulta notable, pues consigna además de lo señalado por Tylor, dos nombres distintos más adjudicados al cuetlaxóchitl, flor de pastor y nochebuena, este último, es el nombre con el que actualmente conocemos a la flor, por lo que se evidencia que ya en los primeros años del siglo XIX y posiblemente antes, se conocía como nochebuena al cuetlaxóchitl.

Otro personaje que participó en la difusión de la nochebuena fue Robert Buist, un jardinero escocés de Filadelfia quien había llevado algunos esquejes a Edimburgo,  así, vía Escocia, el cuetlaxóchitl llegó a Berlín con el botánico Carl Willdenow, que como ya se ha mencionado, en 1834 junto con Johann Friedrich Klotzsch, le dieron el nombre Euphorbia pulcherrima a la nochebuena. Posteriormente, Robert Graham, presidente de la «Sociedad de Botánica de Edimburgo (1836), publicó sus observaciones taxonómicas y cambió el nombre a Poinsettia pulcherrima, pero el nombre no fue aceptado (Corona; 2022; M. Taylor, etal; 2011).

Lo cierto es que la planta ya estaba floreciendo en algún vivero de Filadelfia  cuando el coronel Robert Carr y Ann Bartram, heredera del Jardín Botánico, la exhibieron por primera vez en la Exposición floral de la Sociedad de Horticultura de Pensilvania en junio de 1829. No hay queda duda que, los jardineros norteamericanos, propagaron y distribuyeron la planta por todo Estados Unidos durante la última década del siglo XIX (M. Taylor, etal; 2011).

A pesar de los graves conflictos que padecía el México decimonónico con las fuerzas productivas paralizadas además de la pérdida de la mitad del territorio, consecuencia de la invasión norteamericana auxiliada por Poinsett; gracias a los esfuerzos de los integrantes del partido liberal, se pudo seguir con la reconstrucción de la república. Así, fue posible legislar leyes encaminadas al restablecimiento del orden social, económico y educativo.

Una de las reformas en el ámbito pedagógico fue divulgar las ciencias exactas y las ciencias naturales a través de la creación de escuelas, colegios e instituciones científicas, por lo que la siguiente tarea fue reorganizar todos los centros de enseñanza, además de las escuelas  de medicina, la de cirugía y farmacia, la de agricultura y veterinaria, también, se fundó el Observatorio Astronómico Nacional, la  Academia de Ciencias y Literatura y se restableció el Jardín Botánico, en este contexto, surgió la Sociedad Mexicana de Historia Natural (Carpy Navarro; 1986).

La Sociedad Mexicana Natural fue instituida el 29 de agosto de 1868 por  naturalistas, farmacéuticos, químicos y médicos, algunos nombres de ellos son: Alfonso Herrera, Manuel Río de la Loza, Manuel Urbina y Manuel M. Villada, entre otros. Su creación no solo permitió la institucionalización de la ciencia en México, sus investigaciones fueron pieza clave en la aplicación tanto en la industria como en la minería y la salud. Además, gracias al constante trabajo de los socios, surgió el interés por parte del gobierno para crear nuevas corporaciones que se dedicaran a la investigación científica de distintas disciplinas (Carpy Navarro; 1986).

Por otra parte, una de las principales tareas de la sociedad fue la divulgación de su trabajo e investigaciones, por lo que a un año de la creación de la Sede, empezó a circular el primer número de Naturaleza, periódico científico de la sociedad que permitió conocer la flora y la fauna, así como los minerales del país (Carpy Navarro; 1986).

Otro acierto importante de la Sociedad, fue retomar el trabajo realizado por Martín Sessé y José Mariano Mociño, Flora Mexicana y Plantae Novae Hispaniae,  trabajo que contiene  2,295 descripciones botánicas, escritas en latín. La obra fue publicada en esta lengua y sin ilustraciones, primero en 1893 y posteriormente una segunda edición en 1894 por la Secretaría de Fomento, el texto original se encuentran en el Archivo del Real Jardín Botánico de Madrid (Montemayor Aceves; 2010).

Sobre el cuetlaxóchitl, hay dos datos a destacar. Primero, al final de la presente obra (1894) aparece un “índice de los nombres vulgares e indígenas contenidos en las Plantas de Nueva España y en la Flora Mexicana”, en esta lista se documenta la siguiente designación “Flor de Nochebuena, Euphorbia fastuosa” (p. XVII). Como se observa, el nombre científico es el otorgado por los naturalistas del siglo XVIII  cuando realizaron la Real Expedición botánica (Flora Mexicana; 1894).

El otro dato sobresaliente es la denominación flor de nochebuena, como se ha referido, durante los siglos anteriores, la planta había recibido diferentes nombres cuetlaxóchitl (s.XVI), flor de navidad (s.XVIII), paño de grana (s.XVIII-XIX), flor de pastor (XIX), pero al parecer, el nombre de nochebuena ya era usado en el siglo XVIII, pues la publicación de la Sociedad Mexicana es una copia del trabajo realizado por la Real Expedición y tomando en cuenta la descripción de la carta de la Marquesa Calderón de la Barca, es posible que antes del siglo XIX ya era usada la designación de nochebuena.

Por último, la Sociedad Mexicana refiere el uso del cutlaxóchitl para padecimientos exantemáticos, es decir, erupciones cutáneas como el, sarpullido, de igualmanera,   reafirma sus cualidades galactógenas (Biblioteca Digital  de la Medicina tradicional).

El siglo XX cierra este amplio recorrido histórico, en este periodo el nombre popular es el de nochebuena, en esta época la flor empieza a comercializarse, creando un mercado importante para el país. Si bien no se conoce un registro exacto de cuando empezó a cultivarse la nochebuena con fines comerciales, con base a entrevistas consultadas en distintos medios impresos y televisivos, los horticultores de los viveros dicen dedicarse a esta actividad familiar desde hace más de veinte años, tiempo que podría ser la década de los ochenta y noventa.

En México, el cultivo de la nochebuena se ha incrementado de manera extraordinaria, hoy en día, existen alrededor de 30 variantes en nuestro país, si bien Estados Unidos, España, Holanda y Alemania, son los principales destinos de exportación, México ocupa el cuarto lugar mundialmente, los principales estados productores a nivel nacional son Morelos, Puebla, Estado de México, CDMX y Michoacán.

La trascendencia ha sido tal que en  2012, se estableció el 8 de diciembre como el Día Nacional de la Nochebuena para resaltar su importancia cultural y difundir su origen nacional, como se ha expuesto, la nochebuena es más que una planta ornamental, es un símbolo cultural con una historia de más de cuatro siglos y, además, se ha convertido en un cultivo de suma importancia en la economía del país.

Finalmente, en el siglo XX se cuentan con estudios etnobotánicos más amplios que permiten conocer los diversos usos medicinales del cuetlaxóchitl en la medicina popular, esto según las distintas regiones del país. Entre los distintos usos medicinales se distinguen los asociados a los malestares femeninos. Por sus propiedades galactógenas  es utilizado para aumentar o promover la secreción de leche en las mujeres que se encuentran amamantando, también tiene propiedades emenagogas, puede  ser utilizado cuando hay retraso en la menstruación, igualmente es usado como anticonceptivo (Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional Mexicana; Herbario de plantas medicinales del IMSS; 1994).

Con el látex se realizan aplicaciones tópicas para tratar mezquinos, verrugas, erisipela, fogazos , llagas e infecciones cutáneas. Las hojas azadas o molidas, son utilizadas como cataplasma para combatir las picaduras de insectos e inflamaciones de la piel. Por último, se refiere el uso de la nochebuena como depilatorio, en casos de paperas, afecciones del corazón, rabia y dolor de muelas (Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional Mexicana; Herbario de plantas medicinales del IMSS; 1994).

No hay duda que la travesía histórica del cuetlaxóchitl o flor de nochebuena es atrayente, durante los cuatro siglos documentados, la planta tuvo una presencia significativa en momentos históricos determinantes. Cada siglo nos revela información y un nombre distinto. De llamarse Cuetlaxóchitl pasó a ser nombrada flor de navidad, paño de grana, flor del pastor y finalmente, flor de nochebuena que es el nombre con el que actualmente la conocemos.

Su viaje internacional empezó en el siglo XIX en España, Francia, Bélgica, Alemania, Italia y Estados unidos, hoy la nochebuena es uno de los símbolos mundiales de la navidad. Las primeras muestras de nochebuena provenían de Taxco, Xalapa, Papantla y Guatemala, hoy en día se cuenta con más de cien especies en el mundo de esta fastuosa flor.

 

Zandra Velasco

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Referencias bibliográficas

 

Fuentes documentales

 Sahagún, Bernardino, fray de, Historia general de las cosas de Nueva España, México, Editorial Porrúa, 1999.

Hernández F. Historia de las plantas de Nueva España (1651). Universidad Nacional Autónoma de México. Imprenta Universitaria México, 1942. En: Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de Méxicohttp://www.ibiologia.unam.mx/plantasnuevaespana/index.html

 Fray Juan de Navarro Historia Natural o Jardín Americano, 1801, Estudio introductorio, Xavier Lozoya, México, UNAM, IMSS, ISSSTE,  1992.

Flora Mexicana, edición segunda, México, Secretaría de Fomento 1894. En: Biblioteca Digital Real Jardín Botánicohttps://bibdigital.rjb.csic.es/records/item/12070-flora-mexicana-editio-secunda?offset=1

Artículos y páginas electrónicas

Atlas de las plantas de la medicina tradicional mexicana, Instituto Nacional Indigenista, tomo I, 1994. En: Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional Mexicana. http://www.medicinatradicionalmexicana.unam.mx/index.html

Aguilar, Abigaíl, etal. Plantas medicinales del herbario IMSS: cuadros básicos por aparatos y sistemas del cuerpo humano, México, Instituto Mexicano del Seguro Social; 1994.

Memoria Política de México, Biografías. Joel Roberts Poinsett (1779-1851) https://www.memoriapoliticademexico.org/Biografias/PJR79.html

Carpy Navarro, patricia Justina, La sociedad mexicana de historia natural y su influencia en el siglo XIX, (Tesis de licenciatura inédita), Facultad de Filosofía y letras, UNAM, México; 1986.https://repositorio.unam.mx/contenidos/ficha/la-sociedad-mexicana-de-historia-natural-y-su-influencia-en-el-siglo-xix-410157?c=4qzeDQ&d=false&q=*:*&i=1&v=1&t=search_0&as=0

Corona, Eduardo, Apuntes sobre la primera exploración científica de Morelos en el siglo XVI, Suplemento Cultural el Tlacuache, centro INAH Morelos, 14 de febrero de 2010https://revistas.inah.gob.mx/index.php/eltlacuache/issue/download/issue%201678/issue%201678

______ La planta de Nochebuena y sus muchas historias por desempolvar, Suplemento Cultural el Tlacuache, centro INAH Morelos, 30 de diciembre de 2022. https://inah.gob.mx/images/suplementos/20221223_Tlacuache_1061.pdf

Elisa G. Cuevas Landero, Poinsett y la Flor de Nochebuena: símbolos de la potencia estadounidense, Crisol Acatlán, 27 nov 2023. https://www.crisolacatlan.com/post/poinsett-y-la-flor-de-nochebuena-s%C3%ADmbolos-de-la-potencia-estadounidense

Madame Calderón de la Barca, La vida en México. México Editorial Porrua. 2014.

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 Taylor, Judith, Roberto G. López, etal, The Poinsettia: History and Transformation, Chronica horticulturae, vol 51, number 3; 2011. https://www.purdue.edu/hla/sites/cea/wp-content/uploads/sites/15/2016/12/The-History-of-the-Poinsettia.pdf

Montemayor Aceves, Martha Elena, Publicación de la obra la real expedición botánica a nueva España, México, Nova Tellus, vol. 28, núm. 2, 2010. Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=59120919020

Síntesis documental, Primer ciclo de cine documental José Mariano Mociño y la Real Expedición Botánica a Nueva España, del 18 al 21 de septiembre 2024. Instituto de Biología-UNAM. https://ib.unam.mx/ibunam/mocino-resumen.pdf

Thorsten Krömer, Siguiendo las huellas de Schiede y Deppe en el herbario de Halle, la historia de dos colectores botánicos, Revista del Cuerpo Académico Conservación Biológica, Universidad Veracruzana, junio de 2022.https://www.uv.mx/citro/banner/el-cuerpo-academico-conservacion-biologica-presenta-el-nuevo-numero-de-conservationem-naturae/

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