La florifagia es una práctica muy antigua, su uso ha estado presente desde la aparición del hombre. El consumo de flores es una costumbre de muchas culturas del mundo, por ejemplo, la cocina asiática incluye el consumo de un sinnúmero de flores para infusión, en China, las dalias y el crisantemo se utilizan en sopas; los romanos antiguamente usaban en sus cocinas las rosas y violetas; los árabes se distinguen por el uso y consumo de los pétalos de rosas y la flor de azar.
En México es una tradición de siglos, en cada región del país la cocina tradicional se distingue por una gran variedad y consumo de flores, ya entre los antiguos mexicanos, se veneraba al dios Xochipilli llamado también «Príncipe de las flores». En su obra Historia general de las cosas de Nueva España, fray Bernardino de Sahagún, describe como los aztecas incluían ciertas flores para perfumar la bebida de cacao, el itzcuinyolloxuchitl o magnolia, el eloxochicuáhuitl o flor de maíz, las flores de teunacaztli o flor de yuca, el tecomaxuchitl o copa de oro, apunta el fraile: “son olorosas y dan muy buen sabor”. Otras eran utilizadas en platillos salados como la flor de calabaza, la flor de maguey o izote, el colorín, la flor de nopal y la flor de frijol.
Con la llegada de los españoles, se integraron al consumo de éstas otro tipo de flores, como la rosa, el crisantemo, las camelinas, la bugambilia, las flores de azar, entre otras. Hoy en día, seguimos consumiendo cotidianamente en nuestras cocinas la flor de manzanilla, el clavo de olor, el azafrán, la lavanda, el anis estrella, etc.
En el mundo, existen más de 100 tipos de flores, en México se localizan 50 y 23 son endémicas del país.
Las flores empleadas en la gastronomía mundial son innumerables y variadas, la mayoría se come en ensaladas, otras son usadas en guisos, sopas, pastas, arroces, salsas y postres; su combinación con ciertos alimentos da un matiz de frescura y sabor único. Si bien su sabor, color, textura y forma contribuyen a la estética del plato, su consumo aporta antioxidantes, vitaminas y minerales.
Las flores comestibles no se pueden conservar por mucho tiempo, por lo que es preferible cortarlas directamente del huerto, se recomienda escoger las flores más sedosas y con notable olor, es preferible cortarlas por la mañana antes de la intensidad solar.
Si las flores son adquiridas en un vivero, es recomendable comprarlas en un huerto ecológico y llevar solo las que se van a usar, en el refrigerador se mantienen aproximadamente una semana si son guardadas en un recipiente seco y hermético.